“Se refugiaron en las montañas Guera, huyendo de las incursiones Wassai y Baguirmi,formando el grupo Hadjeray. Hay un grupo que vive en las montañas comprometidos con ellas y sus genios “Margay”, este pueblo está habitado por los Dangaleat. En estas aldeas escondidas de las montañas centrales del Chad se organizan festivales para honrar a estos genios”, palabras del fotógrafo francés Michel Huet , que realizó durante los años 50 varios viajes para el Museo de Artes Africanas, en uno de ellos llegó a estas montañas buscando estos pueblos del Chad.

Encontró un lugar mágico, la aldea escondida llamada Korbo, estuvo junto con su mujer varios días y pudo fotografiar y contemplar sus festivales y vida cotidiana basada en el  cultivo de cereal y el ganado. Observó que las mujeres estaban ya vestidas debido a la presión islámica, pero pudo fotografiarlas con sus adornos tradicionales y torso descubierto.

Cuando estuvimos preparando el itinerario al Chad, Joan Riera, que lideró el viaje nos habló de este descubrimiento y su bella historia por lo que decidimos ir en busca de este lugar perdido de las montañas Guera del Chad, para ver que quedaba de ese pueblo, si todavía estaba en pie, si aún estaba habitado, etc.

Localizamos la aldea y nada más aparcar los coches, vinieron los hombres del pueblo a darnos la bienvenida, salió a recibirnos el rey con su séquito y nos invitaron a acampar en sus dominios bajo su protección. Esa misma noche le explicamos nuestro interés en su pueblo, su historia y tradiciones estudiadas a través de los escritos y fotos de Michel Huet.

Al día siguiente nos presentaron a los ancianos del lugar que se acordaban de este francés y su visita. Mostramos a las ancianas las fotos antiguas, donde se pudieron ver en su juventud bailando en las ceremonias.

El Jefe de la Montaña nos guio al monte sagrado donde están enterrados sus ancestros. Sacrificando una gallina, haciendo sonar una trompeta y cantando, llamaron a los espíritus  para darnos la bienvenida.

Nos citaron de nuevo al atardecer, pues iban a llamar a todos los Dangaleat. Al caer la tarde empezaron a llegar de las montañas y mercados decenas de personas , los hombres vestidos de fiesta con sus armas, y las mujeres adornadas con sus joyas antiguas.La música empezó a sonar y alrededor del árbol sagrado de la aldea comenzaron los bailes, todo esto contemplado por la realeza de Korbo.

La magia surgió, Korbo sigue vivo.

Mi agradecimiento a Joan Riera por hacer  que la magia surja en cualquier rincón de África.

 

 

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