En el suroeste de Etiopía, frontera con Sudán y Kenya, se extiende una enorme región, El Valle del Omo.
Un clima lluvioso con grandes cadenas montañosas y bastas regiones de sabana, cruzando el valle del Omo, se encuentra el caudaloso río Omo que da vida a esta región.
En ella habitan desde hace millones de años unas etnias que en pleno siglo XXI siguen viviendo como sus ascentros.
Surmas, Mursis, Karo y Hammer, todos ellos muy diferentes pero que tienen en común su forma de vida, basada en la ganadería.
Fueron nómadas hasta que se asentaron gran parte de ellos a orillas del río Omo y otras poblaciones en el vecino lago Turkana en Kenia.
Su subsistencia basada en la ganadería, de donde sacan la mayor parte de su alimentación, rebaños enormes de vacas, de donde sacan su carne, leche que junto con la sangre es la base de su alimentación así como pequeños frutos que buscan en la selva.
Gentes fuertes tanto los hombres como las mujeres, que se gobiernan de forma piramidal y que conviven entre ellos de forma pacífica al margen de los gobiernos del país de donde se encuentran.
De hecho, en muchas ocasiones hombres Surmas o Karos, se casan con mujeres Hammer, al ser estas más fuertes que las mujeres de su etnia.
LLegar a donde se encuentran estas etnias es muy complejo ya que no existen carreteras y se necesitan varios días para llegar a ellos, eso sí estando con ellos un tiempo, te hacen sentir uno más, amables, respetuosos, siempre y cuando te comportes con ellos con respeto.
Una gran experiencia poder contemplar como en pleno siglo XXI aún hay personas que viven como hace millones de años el hombre vivia en la tierra.